jueves, 6 de noviembre de 2014

Vida

Vida

En una noche de otoño, silenciosa,
llegaste a mi en una estrella
que rasgó el manto dormido
de mi vida cadenciosa.

Avasallaste contra el muro de mi alma
con tu boca de pecado
y tus manos de gitano,
despertando pasiones apagadas
que alejaron de mi, la calma.

Como un nacer desnudo
el rítmico ejercicio de tu cuerpo
tan sepultado en mi ser
tan entregado a mi, tan quieto
se acuna en el cansancio redimido
de un mundo lleno de emociones.

Me tienes desnuda entre tus brazos
temblando de pasión y de ternura
con un soplo inperceptible de locura,
sin dudas, sin falsas pretensiones,
dos seres latiendo como uno,
desafiando las luces de la aurora.

Que frenesí es quererte!
Aquí dentro de mi ser,
tus besos escondidos,
percibiendo el prodigioso
saber que nos hallamos.

Prolongando el hecho mágico
de nuestros cuerpos entregados
a un puro sentir, casi invisible,
olvidando cicatrices y dolores,
dejame que te viva,
solo tu y yo,
en esta noche de otoño, silenciosa…

Julia Ebe