jueves, 4 de diciembre de 2014

Poema de Fuego y Luna


Noche no hay, si me hablas por la noche.
Ni soledad, aquí sola en mi cuarto
si tu voz llega, tan sin cuerpo, leve.
Porque tu voz enciende los espacios del sonido
y casi engaña a los labios y los brazos
que trémulos buscan esconderse en tu nido.

Ni recuerdos nos unen, ni promesas,
No. Lo que nos enlaza es solo entre los dos,
tú, como alma de mi alma,
yo, llena de esperanzas en vuelo de un suspiro.
Lo que fuimos, lo que somos…
nosotros queriéndonos, tu más, mi más.

No te detengas nunca cuando quieras buscarme.
Te espero con un ser que no espera a otros,
en donde yo te espero solo tú cabes.
Y al final, el hallazgo, el contacto,
la nueva separación vencida,
la unión pura, brotando de lo que desunía.

Hoy la fervorosa negación de tu ausencia,
tu recuerdo, va por mi ser entero, por mis venas,
fluye dentro de mi, y es el cansancio de mi cuerpo.
Sin dolor, circula tan despacio, que si en el me mirase,
nos veríamos.  Me acuno en el cansancio,
y en él me tienes y te tengo en él, aunque no nos veamos.

El amor nada vale sin tormentos,
sin tempestades, el amor no existe.
El amor es volcán, es fuego, es lumbre,
debe alzarse hasta Dios como el incienso.
El amor es un sol hecho de llamas, es la embriaguez del alma,

es el latido de tu corazón y el mío, en la distancia.

                          Julia Ebe