lunes, 2 de junio de 2008

Ahora

Las flechas caían sobre el dragón.

Dolían, pero hacía ya mucho tiempo que habían dejado de ser peligrosas para él.

El dragón miraba, impertérrito, como se afanaban los arqueros.
Pensaban, desarrollaban estratégias, y actuaban.

No comprendían que ya no estaba en sus manos.

Pasaban las horas y los días, y una mariposa se posó sobre una flor.

El dragón desplegó sus alas y voló.
Había recordado que era un Dragón.

Había llegado el momento.

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